incluso cuando descansas, cuando mirás lo que has vivido,
cuando la mano, la mirada y el recuerdo reorganizan todo para convertirnos en
casa y en familia, hay una promesa en otro lugar que nos acecha y nos exige.
nuestros esfuerzos, locales y cotidianos, son una herramienta
y nunca un objetivo. porque se exceden los objetivos al cumplirlos, porque las
obras, los procesos y las relaciones en arte contemporáneo no se agotan -como
muchos temían- en su puesta en práctica, ni en sus relatos ni en sus rituales.
porque ambicionamos lo otro, lo profundamente otro.
porque las experiencias que se acumulan y los prejuicios -que
se revelan y desmienten- son consecuencia del cuestionamiento y la confianza
mutua que nos involucran como carne y discurso simultáneamente, nos actualizan,
nos ponen al día y nos convierten en acción.
porque, dejando de lado los romanticismos y las metafísicas,
no somos más que la capacidad de vernos reiterados, de sabernos enriquecidos
por los desafíos y sus luchas, de encontrarnos en el lugar que hemos construído
para abandonarnos, para vaciarnos de lo que hemos aprendido, de las autoridades
que alguna vez nos sostuvieron, de los gestos y las eficiencias obsoletas, de
los determinismos geográficos que nos excusaron y nos justificaban, de todo eso
que alguna vez llamamos nuestro y que ha quedado a la deriva para permitirnos
el movimiento, las sutilezas y las odiseas.
porque no estamos hechos sólo de historia, ni de signos ni de
soberanías, somos y estamos siendo ese traslado recurrente hacia tierras más
fértiles donde lo que deseamos sea posible, donde otros, como nosotros,
seduzcan la fuerza y tensionen los momentos de duda.
para volver, siempre volver, con los ojos llenos de
distancias, las bocas llenas de palabras extranjeras y las fuerzas para
doblegar la comodidad que nos asienta y que nos convierte en patrimonio.
para volver, siempre volver, a hacer lo que no sabemos, a
discutir la naturaleza, a negar el valor y la costumbre, para con ello hacer
posible que lo que creíamos común es siempre extraordinario para quien sabe
enfrentarlo.
Jorge Sepúlveda T +. Ilze Petroni.
Curatoría Forense
Julio de 2013